Bienvenidos al blog Conectando semillas,

Este blog es una iniciativa del Equipo Esperi, formado por un grupo de profesionales (psiquiatras, psicólogos, educadores y trabajadores sociales) dedicados al cuidado de todos aquellos niños y jóvenes que presentan algún tipo de problema relacionado con la salud mental.

Nace con la ilusión de crear un espacio virtual en el que tanto los jóvenes y sus familias como los profesionales podamos compartir nuestros puntos de vista.

Por nuestra parte queremos poner a vuestra disposición material seleccionado que consideremos útil a la hora de prevenir, evaluar, abordar y/o afrontar los diferentes problemas de salud mental en la infancia y juventud.

Pero vosotros sois los auténticos protagonistas. Por eso os animamos a que compartáis aquí vuestras inquietudes, opiniones, experiencias, consejos, esperanzas, vuestros logros, vuestras metas,… para que desde aquí llegue a todos los jóvenes y familias que están pasando por circunstancias parecidas y que necesitan saber que no están solos y para que la sociedad en su conjunto se haga eco.

viernes, 21 de diciembre de 2012

EL RIESGO DE LA SOBREPROTECCIÓN A LOS HIJOS



La sobreprotección es una consecuencia negativa en la búsqueda de lo mejor para nuestro hijo. La mayoría de los padres en algún momento han sobreprotegido a sus hijos, esto es algo normal en la condición humana, pero si este comportamiento se convierte en pauta rutinaria en la educación,  nos encontramos ante un problema que debemos afrontar responsablemente.

Cada vez estamos apreciando más familias con un estilo educativo sobreprotector sobre sus hijos. La mayor parte no son conscientes de ello, piensan que están haciendo lo correcto, y se esfuerzan al máximo para que sus hijos sean felices, sin ser conscientes de las consecuencias que este comportamiento tendrá en sus hijos más adelante. El resultado de una sobreprotección es la inseguridad y será en la adolescencia  cuando empiecen a aparecer comportamientos que muestren malestar en el hijo/a.  Son padres incapaces de reconocer que su estilo educativo ha podido influir en esta situación.

Los padres sobreprotectores son aquellos que se sienten totalmente responsables de lo que pueda ocurrirle a su hijo/a, estando constantemente pendientes de sus movimientos. Son padres que cuando sus hijos llegan a la adolescencia, continúan intentando controlar todos sus comportamientos, entradas y salidas, lo que hacen, no dejan que sus hijos disfruten de muchas cosas de la vida por haberles fomentado miedos,…
Posibles efectos de la sobreprotección a los hijos.  Practicando este estilo educativo, aumentamos la posibilidad de que nuestros hijos sufran alguna de las siguientes consecuencias:
- Timidez y dependencia excesiva
- Dificultad para tomar decisiones por sí mismo, falta de confianza e iniciativa.
- Búsqueda de la seguridad en otros (ha aprendido a que otros resuelvan los problemas)
- “Tiran pronto la toalla”
- Poco desarrollo de  las habilidades sociales
- No asumen la responsabilidad de sus actos ya que están acostumbrados a que sean los padres los 
que las asuman.
- Retrasos o dificultades en el aprendizaje
- En muchos casos, acaban desarrollando una depresión a consecuencia de su baja autoestima y 
autoconcepto, y de sus dificultades para resolver problemas en su día a día.

Algunos consejos prácticos. ¡Hagamos niños fuertes y seguros!
- Ayudemos a que sean capaces de tomar decisiones con criterio y asumiendo consecuencias.
- Tratemos de aumentar su autonomía y darles cierto grado de libertad y responsabilidad, según su 
grado de madurez, así conseguiremos que sean personas independientes y seguras.
- Tienen que existir unos límites claros en casa y no darle todo lo que pidan.
- Hay que exigirles ciertas tareas, obligaciones o responsabilidades
- Hay que dejarles que se enfrenten a las dificultades y a los problemas para que puedan encontrar 
alternativas por sí mismos.
- Debemos ayudarle cuando lo necesite, pero no solucionarle los problemas.


Fuentes: Amabel psicología, Escuelas infantiles Kimba, psicoglobalia.






jueves, 13 de diciembre de 2012

UNOS REYES MAGOS RESPONSABLES

Es un hecho, por aquí ya huele a Navidad y los más pequeños están preparando su carta a los Reyes Magos. Este año, el gasto medio en juguetes por niño será de 70 euros. Con frecuencia nos encontrarnos con largas listas de juguetes y muchos de éstos no adecuados para su edad o madurez.  Como padres responsables, debemos utilizar un criterio adecuado. Para muchos resulta complicado educar a sus hijos en una sociedad tan consumista como la nuestra, aparecen sentimientos de culpa si no les damos lo que nos piden. Como adultos tenemos que ayudarles a tolerar adecuadamente dicha frustración, y la manera es saber decir que no. Nos costará, pues sabemos que el niño se quejará, se enfadará o cogerá una rabieta. Realmente lo que estamos haciendo es  educarle y permitirle madurar. Los niños deben aprender a convivir con la frustración de no conseguir lo que desean siempre, y nuestra responsabilidad será ayudarles a gestionar este sentimiento, razonando de manera concisa y clara, sin entrar en largas explicaciones ni negociaciones con el niño.

Algunos consejos a la hora de hacer la lista de los Reyes Magos:
1.- Hay que concienciar al niño de que los Reyes Magos no podrán traerle todos los juguetes que desea, adaptando el mensaje a la edad.
2.- Escribe con el niño la carta a los Reyes Magos, ayudándole a elegir uno o dos regalos que él considere importantes.
2.- El número de juguetes que reciben los niños debe ser razonable. Así haremos que nuestros hijos valoren lo recibido.
3.- La publicidad no es la mejor consejera. Los niños se ven muy influidos por los juguetes que aparecen anunciados permanentemente en TV. Éstos no tienen porqué ser los mejores, ni tan siquiera gustarles más.
4.- Evita juegos que promuevan la violencia y busca juegos que fomenten la imaginación y la creatividad. Regala cuentos y libros
¿Qué tenemos que tener en cuenta a la hora de elegir los regalos?
1.- Trata de encontrar equilibrio entre aprendizaje y la diversión, eligiendo juguetes que motiven su interés, curiosidad y estimulen, pero que también diviertan.
2.- Prestar atención a las recomendaciones de edad, tipología de juguete y personalidad del niño.
3.- Evita regalar juguetes que inciten a la violencia, el racismo o el clasismo.
4.- Que en su elaboración se haya respetado lo máximo posible el medio ambiente y que sea seguro.
5.- La madurez  y la habilidad mental, así como la fuerza física del niño.
6.- Los gustos del  niño.
7.- Opta por aquellos juegos educativos o que estimulen sus capacidades y habilidades creativas. Tres de cada cuatro consumidores afirman que comprará especialmente juguetes educativos para sus hijos. La segunda opción más demandada son las manualidades (37%), videojuegos (25%), juguetes para hacer deporte (22%) y muñecas y peluches (20%).


Diferentes variables serán las que den sentido a estas fiestas navideñas, pero será muy importante que demos ejemplo a nuestros hijos, y que con ellos adquiramos un hábito de consumo responsable.

Referencias: "La Generación Interactiva en España. Niños y adolescentes ante las Pantallas" por Xavier Bringué y Charo Sádaba. Ed. Ariel - Fundación Telefónica. Redacción aprendemás.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

QUEREMOS SER UNOS PADRES CONSCIENTES II


LA COMUNICACIÓN

La comunicación es la piedra angular que sustenta la construcción de unas relaciones sólidas con nuestros hijos. Pero esa clase de comunicación implica la conciencia de las propias emociones, la capacidad para compartirlas respetuosamente con los demás y la comprensión empática de  las emociones de nuestros hijos.

La capacidad de los padres para comunicar sus emociones contribuye a que los niños desarrollen vitalidad y empatía, cualidades que son muy importantes para relacionarse socialmente de forma adecuada el resto de la vida. El cuidado de las  relaciones implica compartir y ampliar las emociones positivas y tranquilizadoras y reducir las emociones negativas.


Imagine que su hijo está jugando en el patio y entra en la casa muy excitado porque ha recogido unos escarabajos de colores en un pequeño bote de cristal.
-          Mira, mamá, mira lo que he encontrado, ¿no son bonitos?
-          Saca esos bichos repugnantes de aquí ahora mismo -le reprende la madre severamente porque todo lo que ve es la posibilidad de que los insectos acaben escapándose por la casa.
-          Pero, mamá, si ni siquiera los has visto. Mira el color verde brillante de sus alas -dice su hijo en tono de protesta. Pero la mirada de la madre permanece fija en el tarro y, tomando a su hijo por el brazo, lo lleva hacia la puerta, mientras le dice:
-          Los insectos viven afuera y deben quedarse allí.

En esta situación, la experiencia emocional del niño acaba siendo completamente anulada. Su alegría y su placer no son compartidos y, probablemente, acabe completamente confundido sobre el significado y el valor de su experiencia. Se siente "bueno" y excitado por su descubrimiento y entra en la casa para compartir esos sentimientos. Pero, en su lugar, recibe la respuesta de que ha sido "malo".
Una conexión emocional significativa por parte de la madre habría valorado adecuadamente la experiencia del pequeño y habría participado de la emoción de su descubrimiento. Eso no quiere decir que tengamos que convivir con insectos merodeando por la casa sino, sencillamente, que es importante que sintonicemos o resonemos con la experiencia emocional de nuestros hijos en lugar de limitarnos a reprimir su conducta externa.
Sintonizar con las emociones de nuestros hijos puede requerir que descendamos a su nivel, manteniendo una postura abierta y receptiva, mirando lo que nos traen para mostrarnos y expresando curiosidad y entusiasmo en nuestro tono de voz:
-           "iDéjame verlos! ¡Caramba, qué colores tan bonitos! Gracias por enseñármelos. ¿Dónde los has encontrado? Aunque me parece que serían más felices viviendo afuera".

Esa actitud no sólo refuerza la relación materno-filial sino que el niño también siente su yo fortalecido porque percibe que sus ideas y sus emociones son valoradas por la madre.

Cuando los padres resuenan con las emociones sus hijos, la experiencia que éstos tienen de sí mismos es que son "buenos". Las conexiones emocionales aportan un sentido de valor al niño y determinan la comprensión que tiene tanto de sus padres como de sí mismo.

FUENTE: Libro"SER PADRES CONSCIENTES". Autores: Daniel J. Siegel, Mary Hartzell