Bienvenidos al blog Conectando semillas,

Este blog es una iniciativa del Equipo Esperi, formado por un grupo de profesionales (psiquiatras, psicólogos, educadores y trabajadores sociales) dedicados al cuidado de todos aquellos niños y jóvenes que presentan algún tipo de problema relacionado con la salud mental.

Nace con la ilusión de crear un espacio virtual en el que tanto los jóvenes y sus familias como los profesionales podamos compartir nuestros puntos de vista.

Por nuestra parte queremos poner a vuestra disposición material seleccionado que consideremos útil a la hora de prevenir, evaluar, abordar y/o afrontar los diferentes problemas de salud mental en la infancia y juventud.

Pero vosotros sois los auténticos protagonistas. Por eso os animamos a que compartáis aquí vuestras inquietudes, opiniones, experiencias, consejos, esperanzas, vuestros logros, vuestras metas,… para que desde aquí llegue a todos los jóvenes y familias que están pasando por circunstancias parecidas y que necesitan saber que no están solos y para que la sociedad en su conjunto se haga eco.

martes, 27 de noviembre de 2012

¿CÓMO INCULCAR LA RESPONSABILIDAD DESDE PEQUEÑOS II?


En los primeros años de la vida del niño la responsabilidad tiene que ir asociada al juego y, paulatinamente, se irá incorporando a otras actividades menos placenteras, hasta dar paso a la obligación. Este aprendizaje se produce por imitación y requiere exigencias, expectativas claras y tiempo de dedicación.
Todos los niños y niñas necesitan un equilibrio entre juego y trabajo; el cuidado de uno mismo y las tareas del hogar pueden servir para que se ejercite en unas responsabilidades concretas.
Debéis estar convencidos de que vais a conseguir educar a vuestros hijos/as en los aspectos que os proponéis y de que confiáis en sus posibilidades.


¿Qué hacer antes de encomendar a los hijos una tarea?
  • Tener muy claras las responsabilidades de cada miembro de la familia e incluso escribirlas en un mural.
  • Cada uno debe saber qué tiene que hacer, cómo y cuándo debe hacerlo para que se responsabilice.
  • Las personas adultas han de estar de acuerdo en qué responsabilidades se les van a exigir. La incoherencia, es decir, la discrepancia entre lo que exigen o permiten unos u otros miembros de la familia, favorece el incumplimiento de las tareas así como su justificación para no hacerlas.
  • No exigir a los hijos lo que no nos exigimos a nosotros mismos.
  • Antes de exigir o proponer una tarea comprobar si cuenta con un espacio adecuado, tiempo disponible y si sabe hacerlo mínimamente.
  • La paciencia y tolerancia son imprescindibles no siempre podrán realizar una tarea perfecta, pueden equivocarse y eso les ayudará en su proceso de aprendizaje.
¿Qué hacer en el momento de encomendar una tarea?
  • Mostrarle confianza, hacerle sentirse capaz de realizarla bien y darle seguridad: "Hoy te vas a vestir solo y sé que lo vas a hacer bien."
  • Explicar con claridad y con pocas palabras qué deseamos que haga y comprobar que lo ha entendido bien.
  • Evitar mensajes como: "Lo voy a hacer yo porque lo haces todo mal." Porque eliminamos la motivación que pudiera tener, anulamos sus esfuerzos por mejorar y se resiente su autoestima.
¿Qué hacer una vez empezada la tarea?
  • Nunca hagas tú lo que tu hijo/a es capaz de hacer por sí solo/a. Te equivocas si piensas que le ayudas facilitándole la tarea para evitarle un mal rato.
  • Observa las posibilidades y grado de evolución de tu hijo/a y vete adecuando el grado de exigencia y el tipo de responsabilidad a su crecimiento.
  • Conviene permanecer atentos al desarrollo de la tarea y proporcionarle pequeñas ayudas en el momento preciso.
  • Las tareas largas y complejas es preciso dividirlas en pequeños pasos y permitirle hacer una parte, la que pueda realizar por sí solo/a. Por ejemplo, para enseñarle a vestirse se le enseña primero a quitarse la ropa; más tarde puede subirse los pantalones, ponerse los calcetines, etc. y finalmente llegará a vestirse solo.
  • En ocasiones conviene proponer que elija entre dos opciones: juegos (parchís o naipes), ropa (falda o pantalón), ocio (fútbol o paseo) para que aprenda a tomar decisiones. Cuando se elige, hay un compromiso y un riesgo: el compromiso de experimentar lo que elige y el riesgo de equivocarse. De este modo, el niño/a aprende a tolerar la frustración y a asumir las consecuencias de lo que realiza.
  • No permitas que abandone la tarea elegida porque así favoreces su inconstancia y puede adoptar conductas caprichosas e impulsivas.
  • Cuando le mandes una tarea o des una orden, comprueba que ha entendido lo que se espera de él y no repitas la orden. Si siempre la repites, se acostumbra y no presta atención. Es conveniente fijar de antemano que las órdenes no se van a repetir y que, si no está atento, deberá asumir las consecuencias.
¿Qué hacer una vez acabada la tarea?
  • Controla en qué grado y modo ha cumplido la tarea.
  • En caso de incumplimiento por olvido, deberá asumir las consecuencias.
  • Valora lo que ha hecho, exprésaselo con muestras de afecto y muestra tu satisfacción por su colaboración en el buen funcionamiento de la familia.
  • Si la tarea no se ha finalizado o no está bien hecha, ante todo y en primer lugar, valora su actitud, destaca los aspectos positivos e indícale en qué puede mejorar.
  • Dale muestras de confianza, permítele que pueda rectificar y anímale a que lo intente de nuevo.
¿Por qué se niega a realizar una tarea y qué hacer al respecto?
  • Por no haber sufrido habitualmente las consecuencias negativas de una conducta irresponsable (por ejemplo, pasar hambre cuando no ha llevado el bocadillo, llegar tarde al colegio por perder el autobús, etc). Para aprender de los errores u olvidos, es conveniente que no se impida que el hijo/a padezca las consecuencias naturales de sus decisiones.
  • Porque las amenazas o castigos habitualmente no se llevan a cabo. Antes de expresar una amenaza o castigo conviene pensar si se puede llevar a cabo y si es adecuada o proporcionada.
  • Porque el niño/a se manifiesta incompetente diciendo: "no sé" o "no puedo". Los padres considerarán si es real esa incapacidad y le animarán a que realice la tarea, ayudándole si es necesario.
  • Porque da excusas para no hacer algo. Conviene desmontar la excusa dando razones con actitud serena.
  • Porque se está rebelando diciendo "no quiero". Puede tratarse de un proceso de desarrollo personal en el que el oposicionismo es un medio para forjar la personalidad. Si se dan ocasiones y oportunidades para dialogar, es probable que no se llegue a esos extremos. En cualquier caso, conviene actuar con serenidad para no crear tensión en el momento, y coherencia para mostrarle claramente las consecuencias de su acción y no ahorrárselas. En esto deben mantenerse firmes padre y madre.
FUENTE: Desarrollo de conductas responsables de 3 a 12 años. Gobierno de Navarra.

jueves, 22 de noviembre de 2012

EL MÓVIL ENTRE LOS ADOLESCENTES. CUANDO DE SU USO SE HACE UN PROBLEMA



El uso del teléfono móvil está provocando nuevos estilos de relación entre los jóvenes. Al mismo ritmo que aumenta el consumo de estos dispositivos, aumentan los problemas en el uso intensivo y  dependencia a los mismos. Actualmente el uso más habitual entre los adolescentes es el de la mensajería instantánea (como WhatsApp) y el acceso a las Redes Sociales mediante los móviles. Si a esto le añadimos que pueden hacer fotos y vídeos y compartirlos en el mismo momento mediante la Red, los nuevos teléfonos móviles se convierten en una herramienta completísima, pero con sus riesgos también.
Está aceptado entre los adolescentes el móvil como un símbolo de estatus, aspecto que provoca sentimientos negativos y problemas de autoestima en los que no tienen móvil y en los que no reciben tantos sms, WhatsApps o llamadas como sus compañeros.
Las investigaciones muestran que empiezan a usar el móvil entre los 8 y los 12 años. El 97’7% de los adolescentes españoles entre 12 y 17 años tiene un teléfono móvil (estudio de la Universidad Camilo José Cela). Las familias (42’1%) son las principales impulsoras en la compra del móvil, y eso tiene que ver con el sentimiento de seguridad. Otros datos para reflexionar son los que refleja el Informe del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid: el 9% de los jóvenes reciben imágenes pornográficas, el 19% reconoce que ha  enviado mensajes amenazantes, el 18% se ha sentido acosado, el 68%  recibe mensajes no solicitados y chatea con gente que no conoce por el móvil.
¿Puede llegar a ser el uso del móvil adictivo entre los jóvenes?
El uso del teléfono móvil puede llegar a generar modificaciones en el estado del ánimo, ansiedad, irritabilidad si no es posible realizar la conducta deseada, sentimiento de inseguridad, miedo a salir sin él, efectos en el sueño debido a su uso descontrolado hasta altas horas de la noche.
Estos datos sugieren que el abuso del móvil, podría ser considerado una conducta adictiva ya que modifica la conducta, interfiere en la vida cotidiana (social, escolar, familiar y personal del joven) y si no se puede realizar la conducta  deseada se experimentan consecuencias negativas.
Signos de alarma para la detección de  una posible adicción al móvil entre los adolescentes:
·         Uso excesivo del móvil
·         Necesidad de estar a la última en los terminales
·         Mentiras dentro de la familia sobre el uso del móvil
·         Disminución del rendimiento escolar
·         Uso del móvil en todo momento, sin importar si está en clase, comida, haciendo deporte,…
·         Disminución de la comunicación con el resto de la familia
·         Gasto excesivo de la factura del móvil a causa de la descarga de juegos, videos,…
·         Intranquilidad o irritabilidad cuando no se puede hablar por el móvil
·        Sacrificio de alguna actividad social, escolar o recreativa para poder jugar o hablar por el móvil
·         Se continúa jugando a pesar de las prohibiciones parentales o escolares

Perfil del adolescente adicto al móvil. Hablaríamos de adolescentes con baja autoestima, que necesitan más la aprobación de los demás y apoyarse en los demás. Por otro lado podemos encontrar a un perfil diferente, el joven muy extrovertido, con grandes círculos de amigos y redes sociales, elevada necesidad social y buscador de sensaciones nuevas. Impulsivo, con falta de capacidad para reflexionar sobre las consecuencias negativas de las acciones, con tendencia a buscar nuevas sensaciones mediante actividades excitantes.
A continuación presentaremos pautas para evitar el mal uso del móvil entre los adolescentes.
Fuentes: Guía para padres con hijos en Educación Secundaria sobre el uso saludable de las nuevas tecnologías (Obra Social Caja Madrid),  XII Congreso Virtual de Psiquiatria.com “El teléfono móvil: cuando el uso se convierte en un problema. Pautas de detección e intervención”. La telefonía móvil en la infancia y adolescencia (Oficina del defensor del Menor de la Comunidad de Madrid).

PAUTAS PARA EVITAR EL MAL USO DEL MOVIL ENTRE LOS ADOLESCENTES



Pautas para padres
  • Los padres deben educar a sus hijos en el uso responsable del móvil, no sólo en lo que al gasto se refiere, sino también en la utilización de los accesorios como cámaras, grabadoras, descargas de Internet u otros. Naturalmente lo primero será dar un buen ejemplo. Mal puede cambiar la conducta del joven que ve a sus padres usando el móvil durante la comida o mientras conduce.
  • Observa el uso que tu hijo hace del móvil. La mejor herramienta de los padres es la observación del comportamiento de sus hijos.
  • Enséñale a utilizarlo sólo cuando sea necesario y no haya otra forma de comunicación.
  • Pídele que sus conversaciones sean cortas.
  • Pon un límite de gasto mensual y de tiempo en el uso.
  • Hazle responsable del gasto que genera su móvil.
  • No permitas superar estos límites de tiempo o dinero establecido.
  • Exígele que apague el teléfono cuando no lo necesite o no pueda utilizarlo: mientras estudia, está en el colegio, come en familia o duerme, es mejor tenerlo apagado.
  • Proporcionar el móvil a los jóvenes a una edad en la que tengan criterio correcto para su uso.
Mensajes claves para los adolescentes
  • Utiliza tu móvil sólo cuando sea necesario. Tendrás que pactar con tu familia las situaciones de uso.
  • Utilízalo de forma que no te aísle de las personas que te rodean.
  • El teléfono móvil debe estar apagado en lugares donde no esté permitido su uso. Apágalo en cines, teatros, museos, reuniones, en clase, en el médico o en cualquier lugar donde se solicite que esté desconectado (hospital, avión, etc.). También en casa mientras estás con tu familia, estudias o duermes.
  • Da prioridad a las personas con las que estás hablando físicamente frente a la persona que te llama al móvil. No ocurre nada por no contestar una llamada en un momento determinado, ya que se puede responder con otra llamada más tarde. Si es estrictamente necesario contestar al instante, pide disculpas a la persona con la que estés.
  • Controla lo que gastas cada mes y conoce las tarifas de tu teléfono. Recuerda no sobrepasar el límite acordado.
  • Utiliza otros medios de comunicación que se adapten más a otras circunstancias, el fijo para llamar a otro fijo, el correo electrónico u otros canales de comunicación.
  • Pide permiso antes de fotografiar o grabar a alguien.

Fuentes: Guía para padres con hijos en Educación Secundaria sobre el uso saludable de las nuevas tecnologías (Obra Social Caja Madrid),  XII Congreso Virtual de Psiquiatria.com “El teléfono móvil: cuando el uso se convierte en un problema. Pautas de detección e intervención”. La telefonía móvil en la infancia y adolescencia (Oficina del defensor del Menor de la Comunidad de Madrid).

viernes, 16 de noviembre de 2012

UN USO SALUDABLE DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA NUESTROS ADOLESCENTES


Cada vez son más tempranas las edades en las que los menores se convierten en usuarios habituales de las nuevas tecnologías de información y la comunicación. Al llegar a la adolescencia son usuarios habituales y avanzados de Internet, móviles, y juegos interactivos, conociendo mucho mejor que nosotros estas herramientas.
En diferentes entradas, vamos a ir dando pautas  de uso adecuadas para padres e hijos, riesgos en su mal uso, ventajas, etc. No podemos obviar que nuestros hijos adolescentes pertenecen al grupo de los llamados nativos digitales, ya que desde su nacimiento han convivido con las Nuevas Tecnologías y han descubierto su enorme potencial. Será una tarea de padres y educadores responsabilizarles en el uso sano. Lo conseguiremos si mantenemos un diálogo permanente con ellos, si somos sensibles a sus necesidades y sabemos encauzarlas, si establecemos normas claras y firmes, si les expresamos nuestro amor y apoyo incondicional.

Hoy empezaremos a hablar sobre el uso de Internet  y las redes sociales entre los adolescentes.
Las redes sociales son un espacio creado para fomentar las relaciones personales a través de la red, donde las  personas registradas pueden comunicarse, compartir opiniones o experiencias y, en suma, interactuar.
Actualmente en una gran mayoría, los jóvenes usan Internet para jugar y para navegar por las redes sociales y en España  la red favorita de nuestros adolescentes es el  “Tuenti”.  Cuatro de cada cinco jóvenes españoles usan una red social. Casi la mitad entran varias veces al día.
¿Para qué usan las redes los jóvenes? En un 80% de los casos lo hacen para estar con contacto con sus amigos y un 40% para saber de aquellos que están más alejados. Pero si hay un uso que destaque por encima de todos los demás, ese es el de las fotografías. Las redes son el álbum preferido de los adolescentes para colgarlas, compartirlas y comentarlas.


RIESGOS DEL USO DE INTERNET

  • El ciberbullying o acoso escolar  mediante las redes sociales. Se puede manifestarse de formas muy diversas: con comentarios ofensivos en foros, mensajes amenazantes por e-mail, robo de contraseñas, aparición en las redes de imágenes comprometidas de la persona acosada, creación de perfiles falsos con los datos de la víctima o difusión de falsos rumores sobre el acosado, entre otras.
  • La exposición de información personal (nombre, edad, colegio o fotografías) pueden ser utilizada por cualquier usuario de la red, poniendo en peligro al menor identificado. Antes de publicar nuestra imagen en Internet debemos ser conscientes de que es la forma más sencilla de proporcionar datos personales. Subir fotografías a la red, sin el consentimiento de las personas que aparecen en ellas, es un delito.
  • La falta de protección ante desconocidos. Es muy sencillo que los usuarios se hagan pasar por otras personas.
  • El grooming o acoso sexual a través de Internet Cuando un adulto entra en páginas frecuentadas por adolescentes haciéndose pasar por uno de ellos. Poco a poco, va ganándose su confianza e incluso consiguiendo sus datos personales, hasta que comienza el chantaje, la intimidación o las amenazas.
  • Los riesgos propios de la descarga de archivos. Existe la posibilidad de que el archivo descargado no coincida con el que estábamos buscando. Que el abrirlo pueden aparecer imágenes perjudiciales o desagradables (pornografía, violencia, etc.). Por otro lado, existe una gran polémica sobre la legalidad de las descargas. 
FUENTES: Guía para padres e hijos de Educación secundaria sobre el Uso saludable de las nuevas tecnologías. Obra social Caja Madrid. La familia ante momentos difíciles. Comunidad de Madrid. Los jóvenes y el uso de las redes sociales. Kiddia.

UN USO SALUDABLE DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA NUESTROS ADOLESCENTES


PAUTAS DE USO ADECUADO


A todos los padres nos preocupa el uso que nuestros hijos hacen o pueden hacer de Internet, por ello es importante que les enseñemos a navegar en la red, logrando que su experiencia sea segura, educativa y divertida. 
El punto de partida es saber cómo usan, qué esperan y qué opinan de Internet.

  • Cuando tu hijo se conecte, explícale que cualquiera puede publicar información, por lo que no nos podemos fiar de todo lo que vemos o leemos.
  • Nunca debe dar sus datos personales o contraseñas a nadie, ni siquiera a sus amigos.
  • Déjale claro que las personas en Internet no siempre son quienes dicen ser, por lo que no es aconsejable hablar con desconocidos, ni mucho menos quedar con alguien a quien han conocido en Internet.
  • Establece junto a tus hijos reglas consensuadas para navegar por Internet.
  • Habla con tus hijos sobre sus hábitos de uso de Internet. Es esencial conocer y comentar con ellos cómo y para qué usan Internet.
  • Deja que naveguen sólo cuándo haya un adulto en casa.
  • Preferiblemente coloca el ordenador en el salón o zona de uso común.
  • Procura conocer los contactos de tus hijos.
  • Navega de vez en cuando con tus hijos, así podrás conocer sus hábitos y preferencias y crearás un clima de mayor confianza entre vosotros.
  • Evita que se conecten a Internet por la noche, especialmente a los chats, foros. Se sabe que el 30% de los adolescentes que chatean en Internet recibe algún tipo de provocación (sexual, de sectas o de incitación a conductas peligrosas).
  • Fija objetivos y tiempo para navegar por Internet.
  • Utiliza todos los sistemas de protección disponibles para evitar el acceso a páginas no aprobadas para adolescentes.

MENSAJE CLAVE PARA LOS ADOLESCENTES

  1. No creas todo lo que veas en Internet, hay mucha información falsa y errónea.
  2. Haz caso sólo a la información que estás buscando, sin distraerte con otras.
  3. Utiliza cuentas de correo gratuitas, porque requieren pocos datos personales.
  4. Desconfía cuando te toque algo o te ofrezcan algún premio, es probable que te pidan algo a cambio.
  5. No respondas a mensajes o mails en los que te amenacen o te digan cosas que te hagan sentir mal. Si alguna vez te sucede habla con tus padres.
  6. Cuando reenvíes mails, escribe las direcciones con copia oculta (CCO) para no revelarlas.
  7. Debemos proteger nuestra dirección de correo y las de nuestros amigos.
  8. Piensa bien las cosas que publicas en las páginas de redes sociales, ya que cualquier persona puede ver esa información.
  9. No des información personal a personas que no conozcas ni la publiques en redes sociales o blogs.
  10. No hables en los chats, foros, redes, con desconocidos.
  11. Si tienes algún problema, habla con tus padres, seguro que pueden ayudarte a solucionarlo.
FUENTES: Guía para padres e hijos de Educación secundaria sobre el Uso saludable de las nuevas tecnologías. Obra Social Caja Madrid. La familia ante momentos difíciles. Comunidad de Madrid. Los jóvenes y el uso de las redes sociales. Kiddia.

lunes, 5 de noviembre de 2012

CONSEJOS PARA PADRES II

¿QUÉ OCURRE SI SE INCUMPLEN LAS NORMAS?



-          El no respetar las normas debe de tener consecuencias.
-          Las consecuencias de no respetar las normas han de ser:
o Conocidas previamente: consensuadas entre los padres y explicadas posteriormente a los hijos.
o   Coherentes: la intensidad de la consecuencia debe de estar en función de la importancia de la norma “no se puede expulsar a un jugador del campo por haber hecho una falta leve”.
o   Consistentes: las normas han de cumplirse siempre y no en función del “humor” que tengas hoy o de “quien esté delante”.  Asegúrate de que las consecuencias de no cumplir una norma también se cumplen siempre, si no tu hijo aprenderá que “no hay que tomarte en serio”.
o   Inmediatas: la percepción del tiempo es distinta cuando eres pequeño. De nada vale que le adviertas a tu hijo que si no recoge hoy (lunes) su cuarto no le llevarás al McDonalds el fin de semana. Si quieres que el lunes recoja su cuarto tendrás que advertirle que la consecuencia de no hacerlo es que se quedará sin ir al parque esa misma tarde.
-     El hecho de que haya recibido un castigo por algún motivo no implica que no se le pueda reforzar positivamente si hace algo bien. Ej.- tu hijo no ha hecho los deberes como está acordado (eso es una norma en casa y su incumplimiento tiene unas consecuencias, ej.- irse a la cama directamente sin ver la televisión), pero a la hora de la cena, tu hijo colabora en poner la mesa (puede que estéis tan enfadados porque no ha hecho los deberes que ni si quiera os deis cuenta de que está colaborando, pero si queréis favorecer que vuestro hijo aprenda a respetar las normas deberéis reforzarle cuando haga algo bien, ej.- gracias por ayudar a poner la mesa hijo; por supuesto, esto no significa que le vayáis a “levantar el castigo” de no ver la televisión ya que se puso por no hacer los deberes).
-    No olvides que el castigo pierde fuerza si lo utilizamos constantemente. Si estáis en este círculo vicioso y no sabéis como salir de él quizá os ayude:
§  Reflexionar sobre las normas: puede que estéis siendo demasiado exigentes con vuestro hijo de modo que sea relativamente “fácil” que “falle en algo”. Exigid solo que se cumplan aquellas normas que son realmente importantes y procurad ser más flexibles en el resto.
§  Es posible que el comportamiento de vuestro hijo en algunos aspectos os enfurezca tanto que os cueste daros cuenta de aquellas cosas que si está haciendo bien. La única forma de salir del círculo vicioso es que vuestro hijo reciba de vez en cuando algún refuerzo positivo por vuestra parte. Observad su conducta y señalarle aquello que os parece bien de ella.

viernes, 2 de noviembre de 2012

¿CÓMO INCULCAR LA RESPONSABILIDAD DESDE PEQUEÑOS?


¿HASTA DÓNDE PUEDO EXIGIRLE A MI HIJO?

Educar es ayudar a la persona a alcanzar la capacidad de ser independiente, de valerse por sí misma, de tomar decisiones, de hacer uso de la libertad desde el conocimiento de sus posibilidades, y esto no se improvisa: es un proceso largo y costoso, que se inicia en la familia y tiene su continuidad en la escuela y otros ambientes sociales.
La responsabilidad es la capacidad de asumir las consecuencias de las acciones y decisiones buscando el bien propio junto al de los demás.
Los niños deben aprender a aceptar las consecuencias de lo que hacen, piensan o deciden. Nadie nace responsable.
La responsabilidad se va adquiriendo, por imitación del adulto y por la aprobación social, que le sirve de refuerzo.
El niño siente satisfacción cuando actúa responsablemente y recibe aprobación social, que a su vez favorece su autoestima.


Educar en la responsabilidad no es tarea fácil. Se consigue solo mediante el esfuerzo diario de padres y educadores, pero la recompensa es grande: educar adultos responsables.
No es fácil saber qué se puede exigir a un niño o hasta dónde es capaz de actuar de un modo responsable y adecuado a su edad pero, teniendo en cuenta las distintas etapas de su desarrollo, podemos señalar los siguientes niveles de capacidad:

2-3 AÑOS
Puede hacer algunas tareas bajo el control del adulto. Todavía no comprende lo que hace bien o mal y obra de acuerdo a mandatos y prohibiciones porque no posee autocontrol.
Colabora con el adulto en ordenar y guardar sus zapatillas, su pijama, regar las flores y hacer algunas tareas concretas como poner y recoger las servilletas, etc.
3-4 AÑOS
Observa la conducta del adulto y la imita. Actúa en función del premio o el castigo. Ya va siendo capaz de controlarse y de tener orden en sus cosas.
Colabora en guardar juguetes y los debe recoger. Puede poner algunas cosas fáciles en la mesa como el plato y los cubiertos, etc. Se desnuda solo y se viste con ayuda. Aprende a compartir las cosas y a esperar su turno. Muestra interés creciente por jugar con otros niños.
 4-5 AÑOS
Sigue observando e imitando al adulto. Necesita que le guíen pero tiene deseos de agradar y servir y por eso suele tener iniciativas responsables como vestirse, recoger sus juguetes, controlarse en un espectáculo, etc.
Ya puede dársele alguna responsabilidad: poner la mesa, ocuparse de algún recado dentro del entorno familiar. Puede cuidar a hermanos pequeños durante algún rato, estando un adulto cerca. Debe dejar ordenados los objetos que usa. Es bastante autónomo en la comida y en su cuidado personal se calza, se lava y va al baño solo.
Acepta los turnos en el juego, aunque no siempre los respeta. Suele asociarse con dos o tres niños para jugar y entabla las primeras amistades.
5-6 AÑOS
Ya ha aprendido bastantes conductas y, aunque necesita que la persona adulta le diga lo que debe o no debe hacer, conviene presentarle dos opciones, para que elija. Puede ser responsable de tareas domésticas sencillas: limpiar el polvo, recoger la mesa, preparar su ropa para vestirse, buscar lo que necesita para una actividad concreta. No hay que olvidar que el niño sigue imitando y que es exigente en la aplicación de la norma para todos. Le agrada ayudar y cumplir encargos y recados sin cruzar la calle o pasar por lugares peligrosos.
Juega en grupos de tres o más y sigue reglas sencillas. Intenta ser autónomo y puede rebelarse frente a las presiones de los adultos en asuntos como disciplina, autoridad y normas sociales. A partir de los cinco años comienza a despertar la intencionalidad, asimila algunas normas y se comporta de acuerdo con ellas.
6-7 AÑOS
Con control y ayuda para evitar descuidos involuntarios, puede y debe prepararse los materiales para realizar una actividad. Comienza a ser capaz de controlarse en desplazamientos muy conocidos y próximos tales como el colegio, la casa de amigos que vivan en el mismo bloque de viviendas, casa de algunos familiares, etc. Puede disponer de algún dinero semanal y aprender a administrarlo, sabiendo que, si lo gasta, deberá esperar a la semana siguiente para recibir una nueva paga. Todavía se guía por las normas y hábitos del adulto: identifica el bien con lo mandado y el mal con la prohibido o lo que enfada al adulto.
Cumple las órdenes al pie de la letra, generalmente hasta los ocho años. Puede controlar sus gastos con más facilidad. Tiende a formar grupos de relación con compañeros del mismo sexo. Aprende costumbres sociales relacionadas con el saludo, la despedida, el agradecimiento, etc. Actúa de forma responsable si se le ofrecen oportunidades para ello. Tiene el deseo de ser bueno y, si no lo es, culpa a los demás o a las circunstancias porque no soporta que le consideren malo.
Va adquiriendo la noción de justicia y comprende las normas morales mediante ejemplos concretos.
8 AÑOS
Comienza a adquirir autonomía personal y puede controlar sus impulsos, en función de sus intenciones. Es capaz de organizarse en la distribución del tiempo, del dinero y de los juegos. Todavía precisa alguna supervisión. Pueden dársele responsabilidades diarias: preparar el desayuno, bañarse, acudir solo al colegio, etc.
Empieza a distinguir la voluntad del adulto de la norma y es consecuente en su conducta.
Sabe cuándo y cómo debe obrar en situaciones habituales de su vida. La actuación de las personas adultas es decisiva, dado que si persiste una presión autoritaria el niño se hace dependiente, sumiso y falto de iniciativa. Si, por el contrario, se obra de forma permisiva, el niño se convertirá en una persona caprichosa e irresponsable. Así pues, se hace imprescindible una actitud que favorezca la iniciativa y mantenga la exigencia. Le atrae el juego colectivo y coopera en grupo.
Es capaz de prever las consecuencias de sus actos.
9-11 AÑOS
Ya es bastante autónomo en sus intenciones y, por lo tanto, en su responsabilidad. Suele tener una organización propia para sus materiales, ropas, ahorros... Puede encargarse de alguna tarea doméstica y debe realizarla con responsabilidad y cierta corrección. Le gusta que se le recompense por la tarea que se le encomienda.
Aunque aparezcan rasgos de dependencia, le gusta tomar decisiones y oponerse al adulto con cierta rigidez. Es capaz de elegir con criterios personales. Se hace estricto, exigente y riguroso.
Se identifica con su grupo de amigos en el que cada uno tiene una función asignada y se acata lo que dicta el jefe de la pandilla.
Reconoce lo que hace mal, pero siempre busca excusas, aunque para los demás suele ser muy estricto. Le gusta que le dejen decidir por sí mismo y tiene necesidad de afianzar su yo frente a los demás, de ahí su resistencia a obedecer y su afán de mandar a otros niños menores. Conoce sus posibilidades, decide y reflexiona antes de obrar, aprende de las consecuencias y se siente atraído por los valores morales de justicia, igualdad, sinceridad, bondad, etc.
11-12 AÑOS
La influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran parte por el comportamiento que observa en sus amigos y amigas o compañeros de clase. Los hermanos y hermanas mayores tienen más influencia sobre ellos que los padres. Aparece una etapa en la que la crítica suele ser muy frecuente y dirigida hacia sus padres y profesores; no le gusta que le traten de un modo autoritario, como a un niño; reclama autonomía en todas sus decisiones.
Necesita tener amigos y depositar en ellos su confianza; es leal al grupo y su moral es la de sus iguales, a los que imita en la forma de vestir, en los juegos, las aficiones, etc. Quiere ser como los mayores. Tiene sentido de responsabilidad, trata de cumplir sus obligaciones y se hace más flexible en sus juicios. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar. Tiene capacidad para valorar lo bueno o malo de sus acciones, puede pensar en las consecuencias, conoce con bastante objetividad sus intenciones y desea obrar por propia iniciativa, aunque se equivoque.

La responsabilidad se adquiere y desarrolla progresivamente, por etapas.
El desarrollo de la capacidad de actuar de forma responsable depende de cada persona y del contexto o ambiente que la rodea (familia, escuela, barrio, etc). Por todo ello, existen ritmos distintos en cada persona. Así pues, será difícil encontrar niños y niñas que, con los mismos años, manifiesten el mismo grado de responsabilidad: cada niño o niña desarrolla más unos aspectos y otros menos. Por lo tanto, estas fases que hemos descrito no deben entenderse de forma estricta o cerrada sino como una referencia.

FUENTE: Desarrollo de conductas responsables de tres a doce años. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación y Cultura.