El uso del teléfono móvil está provocando nuevos
estilos de relación entre los jóvenes. Al mismo ritmo que aumenta el consumo de
estos dispositivos, aumentan los problemas en el uso intensivo y dependencia a los mismos. Actualmente el uso
más habitual entre los adolescentes es el de la mensajería instantánea (como
WhatsApp) y el acceso a las Redes Sociales mediante los móviles. Si a esto le
añadimos que pueden hacer fotos y vídeos y compartirlos en el mismo momento
mediante la Red, los nuevos teléfonos móviles se convierten en una herramienta
completísima, pero con sus riesgos también.
Está aceptado entre los adolescentes el móvil como un
símbolo de estatus, aspecto que provoca sentimientos negativos y problemas de
autoestima en los que no tienen móvil y en los que no reciben tantos sms,
WhatsApps o llamadas como sus compañeros.
Las investigaciones muestran que empiezan a usar el
móvil entre los 8 y los 12 años. El 97’7% de los adolescentes españoles entre
12 y 17 años tiene un teléfono móvil (estudio de la Universidad Camilo José
Cela). Las familias (42’1%) son las principales impulsoras en la compra del móvil,
y eso tiene que ver con el sentimiento de seguridad. Otros datos para reflexionar
son los que refleja el Informe del Defensor del Menor de la Comunidad de
Madrid: el 9% de los jóvenes reciben imágenes pornográficas, el 19% reconoce
que ha enviado mensajes amenazantes, el
18% se ha sentido acosado, el 68% recibe
mensajes no solicitados y chatea con gente que no conoce por el móvil.
¿Puede llegar a ser
el uso del móvil adictivo entre los jóvenes?
El uso del
teléfono móvil puede llegar a generar modificaciones en el estado del ánimo, ansiedad, irritabilidad si no es posible
realizar la conducta deseada, sentimiento de inseguridad, miedo a salir sin él,
efectos en el sueño debido a su uso descontrolado hasta altas horas de la
noche.
Estos datos sugieren que el abuso del móvil, podría
ser considerado una conducta adictiva ya que modifica la conducta, interfiere
en la vida cotidiana (social, escolar, familiar y personal del joven) y si no
se puede realizar la conducta deseada se
experimentan consecuencias negativas.
Signos de alarma para la detección de una posible adicción al móvil entre los
adolescentes:
·
Uso
excesivo del móvil
·
Necesidad
de estar a la última en los terminales
·
Mentiras
dentro de la familia sobre el uso del móvil
·
Disminución
del rendimiento escolar
·
Uso del
móvil en todo momento, sin importar si está en clase, comida, haciendo
deporte,…
·
Disminución
de la comunicación con el resto de la familia
·
Gasto
excesivo de la factura del móvil a causa de la descarga de juegos, videos,…
·
Intranquilidad
o irritabilidad cuando no se puede hablar por el móvil
· Sacrificio
de alguna actividad social, escolar o recreativa para poder jugar o hablar por
el móvil
·
Se
continúa jugando a pesar de las prohibiciones parentales o escolares
Perfil del adolescente adicto al móvil. Hablaríamos de adolescentes con baja autoestima, que
necesitan más la aprobación de los demás y apoyarse en los demás. Por otro lado
podemos encontrar a un perfil diferente, el joven muy extrovertido, con grandes
círculos de amigos y redes sociales, elevada necesidad social y buscador de
sensaciones nuevas. Impulsivo, con falta de capacidad para reflexionar sobre
las consecuencias negativas de las acciones, con tendencia a buscar nuevas
sensaciones mediante actividades excitantes.
A continuación
presentaremos pautas para evitar el mal uso del móvil entre los adolescentes.
Fuentes: Guía para padres con hijos en Educación Secundaria sobre el uso
saludable de las nuevas tecnologías (Obra Social Caja Madrid), XII Congreso Virtual de Psiquiatria.com “El
teléfono móvil: cuando el uso se convierte en un problema. Pautas de detección
e intervención”. La telefonía móvil en la infancia y adolescencia (Oficina del
defensor del Menor de la Comunidad de Madrid).