Bienvenidos al blog Conectando semillas,

Este blog es una iniciativa del Equipo Esperi, formado por un grupo de profesionales (psiquiatras, psicólogos, educadores y trabajadores sociales) dedicados al cuidado de todos aquellos niños y jóvenes que presentan algún tipo de problema relacionado con la salud mental.

Nace con la ilusión de crear un espacio virtual en el que tanto los jóvenes y sus familias como los profesionales podamos compartir nuestros puntos de vista.

Por nuestra parte queremos poner a vuestra disposición material seleccionado que consideremos útil a la hora de prevenir, evaluar, abordar y/o afrontar los diferentes problemas de salud mental en la infancia y juventud.

Pero vosotros sois los auténticos protagonistas. Por eso os animamos a que compartáis aquí vuestras inquietudes, opiniones, experiencias, consejos, esperanzas, vuestros logros, vuestras metas,… para que desde aquí llegue a todos los jóvenes y familias que están pasando por circunstancias parecidas y que necesitan saber que no están solos y para que la sociedad en su conjunto se haga eco.

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jueves, 24 de enero de 2013

¿SOY UN PADRE- MADRE RESPONSABLE? RESPONDE EL CUESTIONARIO PARA SABERLO


Hoy analizamos en nuestro blog el nivel de responsabilidad que estamos dando a nuestros hijos.  Por nuestro centro, pasan padres y madres que con frecuencia nos dicen de sus hijos   frases como: “en casa no hace nada”, “tengo que estar todo el día encima de él para que haga los deberes”,  “en casa no mueve ni un plato”,… Todas estas situaciones pueden deberse a que estos hijos no han tenido la oportunidad de aprender correctamente actitudes de responsabilidad apropiadas a su edad o que por sus características, se hayan resistido a asumirlas.
Educar en la responsabilidad no es fácil.  Sólo mediante el esfuerzo diario de padres y educadores se consigue. Un niño se siente satisfecho cuando actúa responsablemente  y recibe la aprobación social, que favorecerá su autoestima.
La responsabilidad se adquiere y desarrolla progresivamente, por etapas y depende de cada persona y del contexto o ambiente. Por eso existen ritmos diferentes para cada niño.
A continuación os presentamos un cuestionario para ayudarte a analizar cómo actúas y ensañas a tus hijos/as a ser responsables. No dejes de contestar a ninguna pregunta.

1.-  Controlas a tus hijos cuando les manas hacer algún encargo. .......................  SÍ/NO
2.- Tus hijos tienen que cumplir hasta el final la tarea o compromisos que han adquirido  ..................................................................................................... SÍ/NO
3.- Se te escapan cosas como “prefiero hacerlo yo, que lo hago antes y mejor”...... SÍ/NO
4.-Dejas que tus hijos/as vivan las consecuencias de sus decisiones ....................  SÍ/NO
5.- Manifestáis desacuerdo respecto a las responsabilidades asignadas a vuestros hijos/as (horarios, tareas, cuidado personal, etc.) ................................................... SÍ/NO
6.- Cuando propones a tu hijo/a una tarea, le sueles explicar claramente cómo debe hacerla y lo que esperas de él................................................................. SÍ/NO
7.- En vuestra casa están claramente repartidas las responsabilidades de cada miembro  ..................................................................................................... SÍ/NO
8.-Hago participar a mis hijos/as en la elección de juegos, ropas, actividades de ocio, etc................................................................................................. SÍ/NO
9.-Repites insistentemente las órdenes cuando  un hijo/a no responde o no hace lo que le has mandado ..................................................................................... SÍ/NO
10.-Permites que tu hijo haga por sí solo tareas aunque el resultado no sea el que tú hubieras deseado ............................................................................... SÍ/NO
11.- Valoras con reconocimiento, alabanzas, muestras de afecto, los hábitos de responsabilidad que muestra tu hijo/a de forma autónoma. .............................. SÍ/NO
12.- Os ponéis de acuerdo antes de mandar o pedir algo a vuestro hijo/a.............. SÍ/NO
13.- Cuando un niño/a no cumple lo que mandas o lo hace mal, sueles decirle cosas como “no se te puede dejar hacer nada” o “eres un inútil”. .................................... SÍ/NO
14.- En el momento de encomendar una tarea, expresas a tus hijos/as que confías en sus posibilidades diciéndoles: “sé que lo vas a hace bien” o frases similares. ............. SÍ/NO
15.- Educas a tus hijos/as para que sean independientes y tengan sus propios criterios ..................................................................................................... SÍ/NO
16.- A medida que tus hijos/as crecen les vas añadiendo nuevas responsabilidades adecuadas a su edad. ........................................................................... SÍ/NO
17.- Procuras que tu hijo/a cuente con el espacio y tiempo suficiente para que organice sus objetos personales. ......................................................................... SÍ/NO
18.-Les sueles hacer muchas cosas a tus hijos/as para evitarles malos ratos. ........... SÍ/NO
19.- Generalmente le dejas que abandone la tarea o juego elegido por él al poco de iniciarlo. ......................................................................................... SÍ/NO
20.- Exiges que tu hijo/a cumpla hasta el final el compromiso adquirido. ............. SÍ/NO

 Respuestas valoradas con 1 punto: 1 (Sí), 2(Sí), 3(No), 4(Sí), 5(No), 6(Sí), 7(Sí), 8(Sí), 9(No), 10 (Sí), 11(Sí), 12(Sí), 13(No), 14(Sí), 15(Sí), 16(Sí), 17(Sí), 18(No), 19(No), 20(Sí).(suma un punto por cada respuesta coincidente)
Puntuación entre 0 y 12: Debes prestar mayor cuidado en la educación de tu hijo/a.  Conviene que busques consejo.
Puntuación entre 12 y 16: Intenta mejorar modificando algunas conductas respecto a la educación de tus hijos.
Puntuación superior a 16: Haces lo que debes. No bajes la guardia.

Fuente: Desarrollo de conductas responsables 3-12 años. Gobierno de Navarra.

viernes, 16 de noviembre de 2012

UN USO SALUDABLE DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA NUESTROS ADOLESCENTES


Cada vez son más tempranas las edades en las que los menores se convierten en usuarios habituales de las nuevas tecnologías de información y la comunicación. Al llegar a la adolescencia son usuarios habituales y avanzados de Internet, móviles, y juegos interactivos, conociendo mucho mejor que nosotros estas herramientas.
En diferentes entradas, vamos a ir dando pautas  de uso adecuadas para padres e hijos, riesgos en su mal uso, ventajas, etc. No podemos obviar que nuestros hijos adolescentes pertenecen al grupo de los llamados nativos digitales, ya que desde su nacimiento han convivido con las Nuevas Tecnologías y han descubierto su enorme potencial. Será una tarea de padres y educadores responsabilizarles en el uso sano. Lo conseguiremos si mantenemos un diálogo permanente con ellos, si somos sensibles a sus necesidades y sabemos encauzarlas, si establecemos normas claras y firmes, si les expresamos nuestro amor y apoyo incondicional.

Hoy empezaremos a hablar sobre el uso de Internet  y las redes sociales entre los adolescentes.
Las redes sociales son un espacio creado para fomentar las relaciones personales a través de la red, donde las  personas registradas pueden comunicarse, compartir opiniones o experiencias y, en suma, interactuar.
Actualmente en una gran mayoría, los jóvenes usan Internet para jugar y para navegar por las redes sociales y en España  la red favorita de nuestros adolescentes es el  “Tuenti”.  Cuatro de cada cinco jóvenes españoles usan una red social. Casi la mitad entran varias veces al día.
¿Para qué usan las redes los jóvenes? En un 80% de los casos lo hacen para estar con contacto con sus amigos y un 40% para saber de aquellos que están más alejados. Pero si hay un uso que destaque por encima de todos los demás, ese es el de las fotografías. Las redes son el álbum preferido de los adolescentes para colgarlas, compartirlas y comentarlas.


RIESGOS DEL USO DE INTERNET

  • El ciberbullying o acoso escolar  mediante las redes sociales. Se puede manifestarse de formas muy diversas: con comentarios ofensivos en foros, mensajes amenazantes por e-mail, robo de contraseñas, aparición en las redes de imágenes comprometidas de la persona acosada, creación de perfiles falsos con los datos de la víctima o difusión de falsos rumores sobre el acosado, entre otras.
  • La exposición de información personal (nombre, edad, colegio o fotografías) pueden ser utilizada por cualquier usuario de la red, poniendo en peligro al menor identificado. Antes de publicar nuestra imagen en Internet debemos ser conscientes de que es la forma más sencilla de proporcionar datos personales. Subir fotografías a la red, sin el consentimiento de las personas que aparecen en ellas, es un delito.
  • La falta de protección ante desconocidos. Es muy sencillo que los usuarios se hagan pasar por otras personas.
  • El grooming o acoso sexual a través de Internet Cuando un adulto entra en páginas frecuentadas por adolescentes haciéndose pasar por uno de ellos. Poco a poco, va ganándose su confianza e incluso consiguiendo sus datos personales, hasta que comienza el chantaje, la intimidación o las amenazas.
  • Los riesgos propios de la descarga de archivos. Existe la posibilidad de que el archivo descargado no coincida con el que estábamos buscando. Que el abrirlo pueden aparecer imágenes perjudiciales o desagradables (pornografía, violencia, etc.). Por otro lado, existe una gran polémica sobre la legalidad de las descargas. 
FUENTES: Guía para padres e hijos de Educación secundaria sobre el Uso saludable de las nuevas tecnologías. Obra social Caja Madrid. La familia ante momentos difíciles. Comunidad de Madrid. Los jóvenes y el uso de las redes sociales. Kiddia.

viernes, 2 de noviembre de 2012

¿CÓMO INCULCAR LA RESPONSABILIDAD DESDE PEQUEÑOS?


¿HASTA DÓNDE PUEDO EXIGIRLE A MI HIJO?

Educar es ayudar a la persona a alcanzar la capacidad de ser independiente, de valerse por sí misma, de tomar decisiones, de hacer uso de la libertad desde el conocimiento de sus posibilidades, y esto no se improvisa: es un proceso largo y costoso, que se inicia en la familia y tiene su continuidad en la escuela y otros ambientes sociales.
La responsabilidad es la capacidad de asumir las consecuencias de las acciones y decisiones buscando el bien propio junto al de los demás.
Los niños deben aprender a aceptar las consecuencias de lo que hacen, piensan o deciden. Nadie nace responsable.
La responsabilidad se va adquiriendo, por imitación del adulto y por la aprobación social, que le sirve de refuerzo.
El niño siente satisfacción cuando actúa responsablemente y recibe aprobación social, que a su vez favorece su autoestima.


Educar en la responsabilidad no es tarea fácil. Se consigue solo mediante el esfuerzo diario de padres y educadores, pero la recompensa es grande: educar adultos responsables.
No es fácil saber qué se puede exigir a un niño o hasta dónde es capaz de actuar de un modo responsable y adecuado a su edad pero, teniendo en cuenta las distintas etapas de su desarrollo, podemos señalar los siguientes niveles de capacidad:

2-3 AÑOS
Puede hacer algunas tareas bajo el control del adulto. Todavía no comprende lo que hace bien o mal y obra de acuerdo a mandatos y prohibiciones porque no posee autocontrol.
Colabora con el adulto en ordenar y guardar sus zapatillas, su pijama, regar las flores y hacer algunas tareas concretas como poner y recoger las servilletas, etc.
3-4 AÑOS
Observa la conducta del adulto y la imita. Actúa en función del premio o el castigo. Ya va siendo capaz de controlarse y de tener orden en sus cosas.
Colabora en guardar juguetes y los debe recoger. Puede poner algunas cosas fáciles en la mesa como el plato y los cubiertos, etc. Se desnuda solo y se viste con ayuda. Aprende a compartir las cosas y a esperar su turno. Muestra interés creciente por jugar con otros niños.
 4-5 AÑOS
Sigue observando e imitando al adulto. Necesita que le guíen pero tiene deseos de agradar y servir y por eso suele tener iniciativas responsables como vestirse, recoger sus juguetes, controlarse en un espectáculo, etc.
Ya puede dársele alguna responsabilidad: poner la mesa, ocuparse de algún recado dentro del entorno familiar. Puede cuidar a hermanos pequeños durante algún rato, estando un adulto cerca. Debe dejar ordenados los objetos que usa. Es bastante autónomo en la comida y en su cuidado personal se calza, se lava y va al baño solo.
Acepta los turnos en el juego, aunque no siempre los respeta. Suele asociarse con dos o tres niños para jugar y entabla las primeras amistades.
5-6 AÑOS
Ya ha aprendido bastantes conductas y, aunque necesita que la persona adulta le diga lo que debe o no debe hacer, conviene presentarle dos opciones, para que elija. Puede ser responsable de tareas domésticas sencillas: limpiar el polvo, recoger la mesa, preparar su ropa para vestirse, buscar lo que necesita para una actividad concreta. No hay que olvidar que el niño sigue imitando y que es exigente en la aplicación de la norma para todos. Le agrada ayudar y cumplir encargos y recados sin cruzar la calle o pasar por lugares peligrosos.
Juega en grupos de tres o más y sigue reglas sencillas. Intenta ser autónomo y puede rebelarse frente a las presiones de los adultos en asuntos como disciplina, autoridad y normas sociales. A partir de los cinco años comienza a despertar la intencionalidad, asimila algunas normas y se comporta de acuerdo con ellas.
6-7 AÑOS
Con control y ayuda para evitar descuidos involuntarios, puede y debe prepararse los materiales para realizar una actividad. Comienza a ser capaz de controlarse en desplazamientos muy conocidos y próximos tales como el colegio, la casa de amigos que vivan en el mismo bloque de viviendas, casa de algunos familiares, etc. Puede disponer de algún dinero semanal y aprender a administrarlo, sabiendo que, si lo gasta, deberá esperar a la semana siguiente para recibir una nueva paga. Todavía se guía por las normas y hábitos del adulto: identifica el bien con lo mandado y el mal con la prohibido o lo que enfada al adulto.
Cumple las órdenes al pie de la letra, generalmente hasta los ocho años. Puede controlar sus gastos con más facilidad. Tiende a formar grupos de relación con compañeros del mismo sexo. Aprende costumbres sociales relacionadas con el saludo, la despedida, el agradecimiento, etc. Actúa de forma responsable si se le ofrecen oportunidades para ello. Tiene el deseo de ser bueno y, si no lo es, culpa a los demás o a las circunstancias porque no soporta que le consideren malo.
Va adquiriendo la noción de justicia y comprende las normas morales mediante ejemplos concretos.
8 AÑOS
Comienza a adquirir autonomía personal y puede controlar sus impulsos, en función de sus intenciones. Es capaz de organizarse en la distribución del tiempo, del dinero y de los juegos. Todavía precisa alguna supervisión. Pueden dársele responsabilidades diarias: preparar el desayuno, bañarse, acudir solo al colegio, etc.
Empieza a distinguir la voluntad del adulto de la norma y es consecuente en su conducta.
Sabe cuándo y cómo debe obrar en situaciones habituales de su vida. La actuación de las personas adultas es decisiva, dado que si persiste una presión autoritaria el niño se hace dependiente, sumiso y falto de iniciativa. Si, por el contrario, se obra de forma permisiva, el niño se convertirá en una persona caprichosa e irresponsable. Así pues, se hace imprescindible una actitud que favorezca la iniciativa y mantenga la exigencia. Le atrae el juego colectivo y coopera en grupo.
Es capaz de prever las consecuencias de sus actos.
9-11 AÑOS
Ya es bastante autónomo en sus intenciones y, por lo tanto, en su responsabilidad. Suele tener una organización propia para sus materiales, ropas, ahorros... Puede encargarse de alguna tarea doméstica y debe realizarla con responsabilidad y cierta corrección. Le gusta que se le recompense por la tarea que se le encomienda.
Aunque aparezcan rasgos de dependencia, le gusta tomar decisiones y oponerse al adulto con cierta rigidez. Es capaz de elegir con criterios personales. Se hace estricto, exigente y riguroso.
Se identifica con su grupo de amigos en el que cada uno tiene una función asignada y se acata lo que dicta el jefe de la pandilla.
Reconoce lo que hace mal, pero siempre busca excusas, aunque para los demás suele ser muy estricto. Le gusta que le dejen decidir por sí mismo y tiene necesidad de afianzar su yo frente a los demás, de ahí su resistencia a obedecer y su afán de mandar a otros niños menores. Conoce sus posibilidades, decide y reflexiona antes de obrar, aprende de las consecuencias y se siente atraído por los valores morales de justicia, igualdad, sinceridad, bondad, etc.
11-12 AÑOS
La influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran parte por el comportamiento que observa en sus amigos y amigas o compañeros de clase. Los hermanos y hermanas mayores tienen más influencia sobre ellos que los padres. Aparece una etapa en la que la crítica suele ser muy frecuente y dirigida hacia sus padres y profesores; no le gusta que le traten de un modo autoritario, como a un niño; reclama autonomía en todas sus decisiones.
Necesita tener amigos y depositar en ellos su confianza; es leal al grupo y su moral es la de sus iguales, a los que imita en la forma de vestir, en los juegos, las aficiones, etc. Quiere ser como los mayores. Tiene sentido de responsabilidad, trata de cumplir sus obligaciones y se hace más flexible en sus juicios. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar. Tiene capacidad para valorar lo bueno o malo de sus acciones, puede pensar en las consecuencias, conoce con bastante objetividad sus intenciones y desea obrar por propia iniciativa, aunque se equivoque.

La responsabilidad se adquiere y desarrolla progresivamente, por etapas.
El desarrollo de la capacidad de actuar de forma responsable depende de cada persona y del contexto o ambiente que la rodea (familia, escuela, barrio, etc). Por todo ello, existen ritmos distintos en cada persona. Así pues, será difícil encontrar niños y niñas que, con los mismos años, manifiesten el mismo grado de responsabilidad: cada niño o niña desarrolla más unos aspectos y otros menos. Por lo tanto, estas fases que hemos descrito no deben entenderse de forma estricta o cerrada sino como una referencia.

FUENTE: Desarrollo de conductas responsables de tres a doce años. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación y Cultura.


martes, 30 de octubre de 2012

ACOSO ESCOLAR


En 2006 se publicó el “Estudio Cisneros X. Violencia y acoso escolar” llevado a cabo a nivel nacional por miembros del Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Directivo. El estudio analiza las respuestas dadas por 24.990 alumnos, con edades comprendidas entre 8 y 18 años, al cuestionario AVE (Acoso y Violencia Escolar, 2006). Dicho cuestionario se basa en nueve escalas clínicas: Ansiedad, Estrés postraumático, Distimia, Disminución de la autoestima, Flashbacks, Somatización, Autoimagen negativa y Autodesprecio.
Los alumnos pertenecían a 1.150 aulas de Primaria, Secundaria y Bachillerato de 14 Comunidades Autónomas: Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia, Navarra y País Vasco.
La tasa de Acoso y Violencia escolar por Comunidades Autónomas se muestra en el siguiente gráfico
Uno de cada cuatro escolares es víctima de violencia y acoso escolar. Según este estudio, el niño acosado puede ser cualquiera. Cualquier detalle mínimo puede hacer que un alumno agresor tome a otro alumno como “presa”.
El 25 % de ellos refirió estar sufriendo acoso “desde siempre”, el 28 % “desde todo el curso”, el 22 % “desde hace poco, unas semanas” y el 25 % restante “desde hace unos meses”. 
Respecto a la frecuencia de las distintas modalidades de acoso destacan el bloqueo, el hostigamiento y la manipulación.
En concreto, los comportamientos de acoso más frecuentes eran:
Los acosadores más frecuentes eran los propios compañeros de clase.

Las razones por las que consideraban que otros les acosan eran las siguientes:

RAZONES                                               CHICOS                                   CHICAS
No lo se                                                    17.40 %                                  15.20 %
Porque les provoqué                                4.80 %                                     2.10 %
Porque soy diferente a ellos                    5.60 %                                     4.80 %
Porque soy más débil                               8.30 %                                     5.00 %
Por molestarme                                      10.10 %                                     9.70 %
Por gastarme una broma                        7.30 %                                     5.30 %
Porque me lo merezco                             1.40 %                                     0.70 %
Por envidia                                               6.70 %                                     8.60 %
Por otras razones                                     9.80 %                                     8.40 %

Al preguntarles a los propios acosadores las razones por las que acosaban o maltrataban a otros compañeros respondieron: 
Las secuelas psicológicas de los alumnos víctimas de violencia escolar presentadas en el estudio fueron:


Como dato positivo, el Informe concluye que un 75 % de los niños acosados, es decir, tres de cada cuatro víctimas, no responden con violencia al acoso. Y en un 19 % de los casos, son los propios compañeros, quienes detienen las conductas de maltrato.