En los primeros años de la vida del niño la
responsabilidad tiene que ir asociada al juego y, paulatinamente, se irá
incorporando a otras actividades menos placenteras, hasta dar paso a la
obligación. Este aprendizaje se produce por imitación y requiere exigencias,
expectativas claras y tiempo de dedicación.
Todos los niños y niñas necesitan un equilibrio entre
juego y trabajo; el cuidado de uno mismo y las tareas del hogar pueden servir
para que se ejercite en unas responsabilidades concretas.
Debéis estar convencidos de que vais a conseguir
educar a vuestros hijos/as en los aspectos que os proponéis y de que confiáis
en sus posibilidades.
¿Qué hacer antes de encomendar a los hijos una tarea?
- Tener muy claras las responsabilidades de cada miembro
de la familia e incluso escribirlas en un mural.
- Cada uno debe saber qué tiene que hacer, cómo y cuándo
debe hacerlo para que se responsabilice.
- Las personas adultas han de estar de acuerdo en qué
responsabilidades se les van a exigir. La incoherencia, es decir, la
discrepancia entre lo que exigen o permiten unos u otros miembros de la
familia, favorece el incumplimiento de las tareas así como su justificación
para no hacerlas.
- No exigir a los hijos lo que no nos exigimos a
nosotros mismos.
- Antes de exigir o proponer una tarea comprobar si
cuenta con un espacio adecuado, tiempo disponible y si sabe hacerlo
mínimamente.
- La paciencia y tolerancia son imprescindibles no
siempre podrán realizar una tarea perfecta, pueden equivocarse y eso les ayudará
en su proceso de aprendizaje.
¿Qué hacer en el momento de encomendar
una tarea?
- Mostrarle confianza, hacerle sentirse capaz de
realizarla bien y darle seguridad: "Hoy te vas a vestir
solo y sé que lo vas a hacer bien."
- Explicar con claridad y con pocas palabras qué
deseamos que haga y comprobar que lo ha entendido bien.
- Evitar mensajes como: "Lo
voy a hacer yo porque lo haces todo mal." Porque eliminamos la motivación que pudiera tener,
anulamos sus esfuerzos por mejorar y se resiente su autoestima.
¿Qué hacer una vez empezada la
tarea?
- Nunca hagas tú lo que tu hijo/a es capaz de hacer por
sí solo/a. Te equivocas si piensas que le ayudas facilitándole la tarea para
evitarle un mal rato.
- Observa las posibilidades y grado de evolución de tu
hijo/a y vete adecuando el grado de exigencia y el tipo de responsabilidad a su
crecimiento.
- Conviene permanecer atentos al desarrollo de la tarea
y proporcionarle pequeñas ayudas en el momento preciso.
- Las tareas largas y complejas es preciso dividirlas en
pequeños pasos y permitirle hacer una parte, la que pueda realizar por sí
solo/a. Por ejemplo, para enseñarle a vestirse se le enseña primero a quitarse
la ropa; más tarde puede subirse los pantalones, ponerse los calcetines, etc. y
finalmente llegará a vestirse solo.
- En ocasiones conviene proponer que elija entre dos opciones:
juegos (parchís o naipes), ropa (falda o pantalón), ocio (fútbol o paseo) para
que aprenda a tomar decisiones. Cuando se elige, hay un compromiso y un riesgo:
el compromiso de experimentar lo que elige y el riesgo de equivocarse. De este modo,
el niño/a aprende a tolerar la frustración y a asumir las consecuencias de lo
que realiza.
- No permitas que abandone la tarea elegida porque así
favoreces su inconstancia y puede adoptar conductas caprichosas e impulsivas.
- Cuando le mandes una tarea o des una orden, comprueba
que ha entendido lo que se espera de él y no repitas la orden. Si siempre la
repites, se acostumbra y no presta atención. Es conveniente fijar de antemano
que las órdenes no se van a repetir y que, si no está atento, deberá asumir las
consecuencias.
¿Qué hacer una vez acabada
la tarea?
- Controla en qué grado y modo ha cumplido la tarea.
- En caso de incumplimiento por olvido, deberá asumir
las consecuencias.
- Valora lo que ha hecho, exprésaselo con muestras de
afecto y muestra tu satisfacción por su colaboración en el buen funcionamiento
de la familia.
- Si la tarea no se ha finalizado o no está bien hecha,
ante todo y en primer lugar, valora su actitud, destaca los aspectos positivos
e indícale en qué puede mejorar.
- Dale muestras de confianza, permítele que pueda
rectificar y anímale a que lo intente de nuevo.
¿Por qué se niega a realizar
una tarea y qué hacer al respecto?
- Por no haber sufrido habitualmente las consecuencias
negativas de una conducta irresponsable (por ejemplo, pasar hambre cuando no ha
llevado el bocadillo, llegar tarde al colegio por perder el autobús, etc). Para
aprender de los errores u olvidos, es conveniente que no se impida que el
hijo/a padezca las consecuencias naturales de sus decisiones.
- Porque las amenazas o castigos habitualmente no se
llevan a cabo. Antes de expresar una amenaza o castigo conviene pensar si se
puede llevar a cabo y si es adecuada o proporcionada.
- Porque el niño/a se manifiesta incompetente diciendo: "no sé" o "no puedo". Los padres considerarán si es real esa incapacidad y
le animarán a que realice la tarea, ayudándole si es necesario.
- Porque da excusas para no hacer algo. Conviene
desmontar la excusa dando razones con actitud serena.
- Porque se está rebelando diciendo "no
quiero". Puede tratarse de un proceso de desarrollo personal en el que el
oposicionismo es un medio para forjar la personalidad. Si se dan ocasiones y
oportunidades para dialogar, es probable que no se llegue a esos extremos. En
cualquier caso, conviene actuar con serenidad para no crear tensión en el momento,
y coherencia para mostrarle claramente las consecuencias de su acción y no ahorrárselas.
En esto deben mantenerse firmes padre y madre.
FUENTE: Desarrollo de conductas responsables de 3 a 12 años. Gobierno de Navarra.
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